Me dijo el Salvador: “Está tan rebosante mi divino Corazón de aprecio a los hombres y, en particular, cerca de ti, que, no pudiendo contener en él las llamas de su vehemente caridad, se ve como forzado a derramarlas por tu medio sobre las almas a fin de enriquecerlas https://youtu.be/83Dblxpzqrc